Nuestra mente. Nuestra capacidad para analizar y discernir. Nuestro habla, nuestra oratoria, los viajes, el aprendizaje, los hermanos, la inteligencia, nuestra capacidad de escritura, nuestro pensamiento, la memoria, el sentido común, los pulmones, enfermedades respiratorias, la voz, las palabras, el enlace entre emoción y raciocinio. En definitiva, nuestra capacidad de entender y hacernos entender.
Hermes era el dios mensajero del comercio, los viajes, la picaresca. Cuando Perséfone fue raptada por Hades, él fue el encargado de viajar al Inframundo para volver a traer a la muchacha de vuelta. Esta simbología se puede interpretar como que nuestro Mercurio hace de enlace entre nuestros sentimientos (Luna/Deméter) y nuestro inconsciente (Plutón/Hades).
Según en el signo en el que se halle, así será su expresión. Desde luego, aunque en Virgo sea su domicilio/exaltación, donde mejor se encuentra es en los signos de aire.
En su lado negativo, Mercurio representa nuestro lado egoísta, si está afligido o mal aspectado es posible que tendamos a usar o utilizar con fines ulteriores la casa en donde se encuentre. Por ejemplo, un Mercurio en casa XI tiende a ser un amigo convenido, así como a asociarse a amigos convenidos.
En su lado positivo, da lazos mentales, aficiones y uniones flexibles y armónicas.
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