Tal vez la única característica física que los delata es su mirada. Pero no siempre. Fíjate cuando algo les gusta especialmente; o cuando algo les disgusta. Cuando prestan atención a una persona, un objeto o a una situación. Cuando algo capta el interés de un ascendente escorpiano su mirada se vuelve como el puntero láser de un arma de fuego.
Pueden tener los ojos claros, oscuros, pequeños o grandes, pero la intensidad de su mirada cuando algo les despierta alertas, ya sea por deseo o por prevención, es tan magnética y eléctrica que no deja indiferente a nadie. Uno de los ascendentes más duros, sólo igualado por el de Capricornio, el escorpiano pone en la vida de la persona situaciones precisamente escorpianas, para que éste tome conciencia de su propia energía plutoniana y la integre. Situaciones de envidia, de dramas de poder, de tabúes, de miedo a salir a la superficie, resistencia a los cambios. Es muy habitual con esta posición haber vivido con un miembro de la familia al que causábamos envidia, generalmente, el progenitor del mismo sexo. Tal vez envidie las facilidades y libertades que nuestra generación ha gozado. O la juventud y belleza de la hija en caso de la madre, o el triunfo en el trabajo, en el caso del padre.
Es muy típico con este ascendente haber presenciado situaciones escorpiana en la temprana infancia (peleas de los padres, situaciones hostiles) y la persona aprende a esconderse dentro de su máscara, poniendo distancias entre él y las personas y el entorno mismo. Son nativos que necesitan evaluar y llevar a cabo una estrategia en el arte de desenvolverse en la vida,la cual miran como si efectivamente de un campo de batalla se librara. Si la persona no aprende a incorporar las cualidades escorpianas corre el riesgo de sumirse en una depresión donde es manejado a voluntad por los que le rodean, ya que son personas que emanan poder y magnetismo, cualidades codiciadas por básicamente todo humano.
Necesitan desfogar estrés y agresividad con ejercicio físico. Llegará un momento en sus vidas en que el rencor por situaciones pasadas deberá ser sanado, parte importantísima si se quiere evolucionar. Recordemos que el signo de escorpión tiene varias imágenes.
El escorpión. Sujeto a instintos y pasiones. No puede evitar picar porque está en su naturaleza.
La serpiente. Sabia y poderosa, con control sobre su picadura que no dudará en inyectar veneno si se siente acosada o amenazada.
El águila. Vuela en el cielo ajeno a los demás. Está por encima de las peleas del ego.
El fénix. Siempre presente, es la esencia de este signo. Transformación, renovación a través del sufrimiento y la muerte.
Si un ascendente escorpiano no aprende a perdonar, a asumir el pasado y a no esperar resarcimiento alguno ni por la vida misma ni por sus agresores, y no deja ir sus deseos de venganza, no evolucionará más allá del animal escorpión. Para perdonar es indispensable asumir y aceptar, tanto el pasado, como la realidad de nosotros mismos. Aceptar que tal vez no tengamos todo el poder ni todo el veneno que nos gustaría. Aceptar que podemos ser frágiles, que podemos tener envidia, que los instintos primarios, que el ego, nos pueden controlar más de lo que nos gustaría.
Este ascendente pide también incorporar a nuestro descendente Tauro. Vivir más la vida despreocupadamente, buscar estabilidad emocional con nosotros mismos y hallar y hacer lo que nos dé felicidad.
Como todo signo de agua, el agua misma nos vendrá muy bien para descargar emociones negativas.
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